lunes, 10 de mayo de 2021

Aventuras y desventuras de un novato del bambú (V)


Tras haber dado el tratamiento térmico a los triángulos primarios, ahora hay que darles el perfil definitivo. Por lo que leo, los rodmakers suelen darle a los moldes unas medidas intermedias, no definitivas, para cepillar los triángulos en dos pasos. Yo no lo hice así. Le di directamente las medidas definitivas al molde para cada uno de los dos tramos (primero uno y luego el otro). No puedo decir si es mejor de dos veces o como lo hice yo. Con el tiempo podré comprobar si es necesario ese cepillado intermedio.


Como era el primer blank que intentaba cepillar, elegí un perfil cualquiera, sin más. No es que quisiera hacer esta caña por ninguna razón en especial. Quería algo normal y fácil. El perfil lo saqué del mismo libro que me ha servido de guía en todo el proceso. Las medidas venían en pulgadas. Yo las he pasado a milímetros. Debe ser un pecado mortal esa conversión, porque en algún foro me han tratado como un hereje por ello. 


Lo primero que hice fue ajustar todas las estaciones del molde a las medidas correctas. Cuando ajustaba una estación, la siguiente y la anterior se desajustaban, por lo que tuve que ir corrigiendo los ajustes poco a poco hasta lograr que todos me dieran la medida deseada. En este punto me di cuenta que mi molde no era todo lo preciso que yo pensaba. La base de mi reloj comparador es tan ancha que tocaba en los carriles laterales de mi molde y entre estos carriles y el central, donde va el bambú, había a veces cierta holgura. Algo así como 5-7 centésimas de mm. Me di cuenta bastante tarde, pero bueno, para la siguiente caña ya he comprado una base más estrecha que solo apoya en el carril central.


He trabajado con dos cepillos. Uno regulado para sacar virutas de 0,10 mm para ir desbastando. Cuando estaba cerca de conseguir las medidas adecuadas, usaba el otro regulado a 0,05 mm.
Siempre he cepillado de la parte inferior hacia la punta. Cada dos pasadas giraba la varilla y cepillaba el otro lado. De vez en cuando iba comprobando (con el pie de rey) a ver si estaba rebajando los dos lados al mismo ritmo. También comprobaba que el ángulo de 60º se mantuviera en todos los vértices.


Para cepillar zonas de nudos (que es donde vienen los problemas) o para quitar virutas de una o dos centésimas de milímetro, usé un cepillo rascador. Con él le di las dimensiones finales a las varillas.


Una vez cepilladas las varillas del talón, di la vuelta al molde y lo ajusté a las medidas de la puntera.
He sacado lo que el molde y mi inexperiencia me han dado. Se que se pueden sacar mejores medidas y que he cometido errores. También que el molde tal vez no sea el más preciso del mundo (supongo, porque tampoco tengo con qué compararlo). De todos modos estoy satisfecho pues solo tenía 12 varillas, ninguna de repuesto, y no he malogrado ninguna. Además que son las primeras que cepillo en mi vida. 


Tengo que decir, que afilé los cepillos un par de veces por cada tramo de la caña, es decir, cada 3 varillas afilaba el cepillo. Al menos el que usaba para desbastar. El de afinar, al usarlo menos, creo que solo lo afilé una vez por tramo. No seas perezoso a la hora de afilar!!!
Por cierto, antes de el pegado, hay que matar con el cepillo todos los vértices interiores de las varillas, para que luego ajusten bien.


Luego vino el tema del pegado. Para mi supuso el mayor de los acojones y estrés máximo. Todo el mundo me recomendó usar epoxi de secado lento. Pero yo como soy como soy, había visto que alguna gente usaba cola amarilla Titebond III, que es una cola usada en ebanistería y resistente a la humedad. Como yo había usado mucho esa cola en mis proyectos de madera, le tenía mucha confianza y se de la resistencia de sus uniones, así que me decanté por ella. Solo tiene un defecto: tienes 10 minutos para poder trabajar con ella una vez aplicada.


Como soy un novato, decidí que pegaría cada tramo por separado. Un día uno y otro día otro. Bastante estrés tengo con uno solo como para pensar en pegar los dos. 
Lo primero es proteger el banco de trabajo o la mesa donde vayas a realizar el pegado. Yo le puse papel de pintor. 
Luego hice unos bucles con cinta de carrocero, dejando el pegamento hacía el exterior y así me sujetarían las varillas en su sitio mientras aplicaba la cola.


A mi me gusta aplicar mucha cola. Prefiero pecar de exceso que no quedarme corto. Lo único es que luego hay mucho que limpiar, pero prefiero eso a un fallo por un mal pegado por falta de cola. Para repartir la cola usé un pincel de los que uso habitualmente para aplicar cola o pegamento en carpintería, pero un cepillo de dientes valdría perfectamente.


Luego corté los bordes de los bucles de cinta de carrocero y con ella me ayudé para cerrar las varillas sobre si mismas, quedando todos los vértices en el interior. ¿Todos? Pues no, todos no. En la puntera, una de las varillas se rotó, quedando la parte exterior adentro y una de las interiores hacia afuera. Cagada! Aún así he acabado la caña por consejo de varios rodmakers que me dijeron que la misma podría funcionar perfectamente, más allá de la estética. La próxima vez marcaré todas las caras exteriores para comprobar que todas y cada una están en su lugar.


Inmediatamente después de aplicar la cola, procedí al atado con el atador. Come veis en la foto, es una guarrada. Todo se llena de pegamento, pues al apretar los tramos con el hilo, el exceso sale al exterior.


Cuando ya había atado en los dos sentidos, rodé y rodé el tramo atado por la mesa de trabajo para quitarle las curvaturas provocadas con las tensiones del atado y el pegado.
Con el proceso de rodar el tramo, gran parte de pegamento se queda en el papel que protegía la mesa, así que el tramo queda algo más limpio que cuando sale del atador.
 Cuando vi que aquello ya no lo podía enderezar más, le até un bucle en cada extremo. Luego colgué el tramo por uno de los bucles y le puse un peso en el otro. Lo dejé así un día entero, con la esperanza de que se secara lo más recto posible.


Inmediatamente después me puse a limpiar con un paño húmedo la correa del atador y todo el aparato para quitar los restos de cola, que eran numerosos.

La foto de abajo es un corte de sección del talón de la caña una vez pegada. La verdad que estoy muy contento como quedó. 


Esta segunda foto es un corte de sección del tramo de la puntera, que a pesar del error de la varilla girada, tampoco quedó tan mal. Desde luego no va a tener unas aristas perfectas, pues una de ellas está formada por el vértice interior de la varilla girada. Ese vértice lo había matado con el cepillo, por lo que no había una arista perfecta. Bueno, cosas que pasan por ser novato.


Para la siguiente entrada limpiaré el blank y le daré el acabado.

4 comentarios:

  1. pues vaya un manitas que te has convertido,fantastico y te felicito,un abrazo y a pescar con ella!

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  2. Ya va tomando forma la criatura.
    Enhorabuena.
    Saludos

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    1. Gracias Josiño. La verdad que la caña ya lleva tiempo acabada y he pescado toda la temporada con ella, pero aún no había explicado el paso a paso de la misma

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