lunes, 14 de noviembre de 2011

Pesca en lago (II) Zonas Calientes.

En esta segunda parte voy a hablar un poco de los lugares calientes para la pesca en aguas paradas. Insisto en que lo aquí expuesto no es dogma de fe, cada uno debe adaptarse a los escenarios de pesca que frecuenta, pues de lo que yo hablaré son solo experiencias personales, no sé si más o menos acertadas, pero que a mí me han dado ciertos resultados. 

Lo primero que hago antes de ir a un embalse o lago es buscar toda la información posible sobre él. Parece algo de Perogrullo, pero puedo asegurar que he visto a gente subir a ciertos lugares sin la más mínima información del sitio que van a pescar. Buscar en Google imágenes del lago o embalse, información sobre los caminos de acceso, meteorología, vientos predominantes ese día… nos hará tener una idea de lo que nos vamos a encontrar. No necesitamos necesariamente información de otros pescadores, los montañeros y excursionistas que suben sus fotos a la red son grandes aliados. Así podremos saber la morfología de la masa de agua, si tiene vegetación acuática, posibles entradas de agua, los cambios de nivel que sufre… etc. Es una forma de conocer un poco el medio donde vamos a pescar antes de ir y así poder adaptar nuestro equipo e imitaciones al mismo.


Una vez que ya estoy en la orilla del lago, lo primero que hago, antes siquiera de acercarme, es estudiarlo un poco. Hay que tener en cuenta dos premisas importantes para la localización de los peces: alimento y protección. Opino que los peces guardan cierto equilibrio entre ambas, a mayor cantidad de alimento los peces se arriesgarán más y viceversa. Supongo que para un pez el sitio ideal es aquél que le proporciona el mayor alimento posible y la mayor protección. Teniendo en cuenta estos conceptos, yo me fijo en varios puntos antes de empezar a pescar:

-El viento: para mi muy importante. Cuando llego a un lago y tengo calma chicha mal asunto. En teoría la mejor orilla es sobre la que golpea el viento pues acumulará en ella la comida, pero la contraría tampoco está nada mal pues el aire arrastrará insectos desde tierra al agua. También el viento proporcionará protección pues las truchas serán menos visibles a los depredadores. Si el momento y la época del año son adecuados, es decir, hay cantidad de insectos pululando ya sean terrestres o voladores, un día o momento de viento, es una buena oportunidad para pescar a mosca seca.


Días como el de la foto son ideales para la pesca en lago.

-Aportes de agua: la entrada de ríos y arroyos en un lago o embalse son zonas calientes para la pesca. La corriente traerá consigo alimento y suelen ser zonas donde reside mucho pez pasto. Si además la orilla profundiza rápidamente en la desembocadura del arroyo, mucho mejor, pues las truchas tendrán refugio aparte de alimento.



Aportes de agua en forma de río y arroyo.

-Orografía del lago: no será igual la orilla que profundice lentamente donde la trucha estará más expuesta, a aquella que lo haga rápidamente o incluso que forme cortados. La frontera de las aguas poco profundas con la franja oscura de agua, justo donde profundiza el lago, será un punto caliente pues las truchas tendrán refugio a la vez que alimento. Esa zona la llamo escalón.



Escalón y vegetación subacuática.

-Vegetación: las hiervas sumergidas, zonas de algas… etc. Son lugares que proporcionan a las truchas mucho refugio cerca de la orilla, por lo que son lugares a tener en cuenta.


Las rocas sumergidas también son buenos refugios y apostaderos.

-Obstáculos sumergidos: troncos, viejos puentes, estructuras de antiguas casas o paredes, zonas de rocas… etc. Son lugares de refugio para las truchas así como buenas zonas de caza. Estos puntos abundarán sobretodo en los embalses, por lo que deberemos guardarlos en nuestra memoria cuando el nivel sea bajo y volvamos a pescarlos con un nivel más alto de agua.


Orilla en forma de pradera, ideal para pescar con terrestres los días de viento.

Si estamos de acuerdo en que las truchas buscan alimento a la vez que refugio, hay que tener en cuenta que la vida bajo el agua está condicionada a la luz, pues ésta es la base principal de la fotosíntesis, la cuál desencadenará todo el ciclo de la vida. Partiendo de esta premisa no es difícil deducir que las truchas obtendrán el alimento no muy lejos de la orilla, pues contra más profundidad, menos luz, menos vida.

Cuando empezamos pescando en lagos o embalses, suele ser frustrante la cantidad de agua que tenemos delante, pero hay que ser consciente que por muchas hectáreas que tenga el lago, nuestra zona de pesca se reduce tan solo hasta la distancia máxima donde seamos capaces de lanzar. Además solemos cometer el error de pensar que las truchas están allí, en el centro del lago. Nada más lejos de la realidad, están mucho más cerca de lo que pensamos.


Preciosa trucha pescada por Massimo con una imitación de saltamontes.

Pienso que otro grave error es algo que he leído recientemente en la red de un autodenominado gurú de la pesca: que debemos olvidarnos de pescar a mosca seca en lago. Otro concepto alejado de la realidad. En determinados momentos del día o del año, la pesca a mosca seca en muchos lagos y embalses es muy productiva, teniendo ataques brutales a nuestras moscas de superficie. Habrá lagos donde la actividad en superficie sea escasa, pero en otros, sobretodo los de montaña o alta montaña, el aporte calórico que los insectos terrestres aportan a las truchas, es muy importante.

En la próxima entrada hablaré de como pesco con las distintas técnicas de mosca en estos lugares.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Coffe, snow & lake trout

Como viene siendo costumbre en el último año, cada vez que hay una alerta de agua o nieve siempre surge la misma idea: vamos a pescar!
Esta vez la "culpa" la tuvo Massimo, el cuál conocí hacia unos días cuando coincidimos pescando en el mismo lago. Así que quedamos en volver a vernos y pescar juntos.


Cuando nos acercábamos a nuestro destino de pesca, pudimos ver la nieve caída durante la noche, que abajo, en los valles, fue de fuerte lluvia. Tras un par de cafés de puchero (para mi muy ricos) en un refugio cercano, montamos las cañas y nos acercamos al lago con la ilusión de que saliera alguna trucha.


Empezamos con líneas hundidas pero no había ninguna actividad. Tras ver un par de cebadas en la superficie cerca de la orilla, donde entra un pequeño río, opté por cambiar a una línea flotante y utilizar una pequeña ninfa suspendida unos 60 cm. de una Royal Wulff.


Al segundo o tercer lance a la corriente que entraba, picó esta dorada trucha a la ninfa. No es que sea muy grande pero me alegró el corazón.

Era una pequeña ninfa en un 16, regalo de Paco "Maravillas", pensada especialmente para pescar en tándem con ella.


Otra trucha atacó por tres veces la mosca seca antes de poder clavarla. Era una trucha más pequeña que la anterior, de a penas un palmo. Otras dos truchas más atacaron la seca sin llegar a clavarse.

Massimo lo intentaba en otra zona de más profundidad y tuvo alguna picada.


Tras comer el bocata metidos en el coche, pues a fuera estaba cayendo una fina lluvia realmente fría, volvimos a intentarlo un rato. A mi me daban calambres en los dedos de la mano, no se si por el frío o de estar toda la mañana lanzando.

Al final otra pequeña trucha se apiadó de nosotros. Pequeña, pero realmente bonita. Entró a la ninfa, pero no muy profunda, casi en superficie.


Estar pescando en un lugar como este, con las primeras nieves en las cumbres, es un lujo. Posiblemente serán los últimos peces este año. Cuando no aguantamos el frío volvimos al refugio de la mañana a tomar otro café, que nos metió en calor mientras charlábamos de esta locura que es la pesca a mosca.


Habrá gente que no entienda que puedas estar horas pasando frío para conseguir unas pocas truchas, pero el placer de llegar a casa, darte una ducha caliente y recordar la jornada, hace que te sientas realmente bien y satisfecho. Además es un placer compartir jornada con un buen tipo como es Massimo, volveremos a vernos amigo!

martes, 1 de noviembre de 2011

Entró el otoño

Ya entró el otoño de lleno en Pirineos. La nieve y la lluvia hicieron acto de presencia y el bosque se tiñó de magníficos colores.


La trucha en los ríos ya ha cerrado y solo queda la posibilidad de tentar alguna despistada en lagos y embalses que no se vedan en todo el año, al menos en forma legal, porque luego se congelarán y será imposible pescar en ellos.


He subido con Teresa a pasar el día hasta un pequeño ibón represado. Nada más ver el agua como un plato comprendí que la pesca se tornaría algo complicada, a pesar de ver esporádicas cebadas.


Como las truchas no estaban por la labor, solo quedó practicar un poco el lance. Hacerlo sobre agua en vez de sobre césped es un auténtico lujo pues la línea se comporta muy diferente, al menos en los rodados.


Así, entre lance y lance, hicimos ganas de comer. Y hacerlo tirados en una manta, entre estos colores que nos ofrece el otoño, es una pasada.


Son días en los que me inspiro mucho montando. Me apetece montar!


Así que le he dado al torno. Este año decidí que tengo que hacer los montajes más ordenadamente y así cubrir todas las necesidades de la temporada. He comenzado por montar algunos pardones. Éstos son en rayón Madeira 1128 y brincados en Tera amarillo huevo, pero también los haré en dubing (gracias Joaquin).


Y quién no se inspiraría con este paisaje de fondo! Si encima llueve y con un poco de música clásica, las moscas salen solas.


También he montado unas moscas de salmón. No soy ningún experto en este tipo de moscas, ni tengo muchos materiales para ellas. Son para mi amigo Roberto, así que espero que clave con ellas algún salmón o  un buen reo de esos que a veces salen por Galicia.


Los que podáis tentar barbos y lucios aprovechar antes de que se meta el frío. Otros nos conformamos con recordar las jornadas pasadas y soñar con las del año que viene.