El cuarto día de estas vacaciones amaneció nublado, con cuatro gotas de agua y una ligera brisa. Quedé con Miguel en su casa, como tantas otras veces, y no pude por menos que recordar aquellas primeras jornadas de pesca junto a él cuando era un crío y nos íbamos a pescar a Palencia o a Sanabria. Tras unos cafés en un pequeño pueblo, con su correspondiente chupito de orujo, se nos unió José Miguel y juntos nos llegamos al río.
El lugar, junto con el ambiente otoñal, le daban un toque melancólico a esta jornada.
Nos separamos para poder pescar cómodamente. Ya había visto nada más bajar las primeras colas de barbos y opté por atar al final del bajo una Blow Fly de foam, que otros días tantas alegrías me había dado.
Pero el día estaba nublado y los brillos en el río no me dejaban ver las moscas con postes blancos. Así que opté por una Royal Wulff un tanto modificada, con dubing de brillos en color pavo real y rosa, con un poste en rosa fluor muy visible. El año pasado ya me había dado buenos peces.
Las primeras capturas no se hicieron esperar. Barbos no muy grandes, pero bonitos y peleones.
En un momento dado vi bajar moscas por el río. Pensé que podían ser B. Rhodanis, que tanto eclosionan aquí en esta época, pero no, resultaron ser cientos de hormigas con alas.
Yo ya sabía lo que eso significaba y no pude por menos que esbozar una sonrisa malvada.
Ésto es lo que pude captar con mi teléfono: barbos cebándose como locos en un tramo de río de a penas palmo y medio de agua, que nada más clavarlos dejaban una estela de aguas tras ellos, haciendo que cada lance fuera una pasada. Los barbos se desplazaban varios metros para tomar la mosca.
El fuerte de la eclosión duró a penas media hora, aunque siguieron bajando hormigas durante una hora y media o así, manteniendo a los barbos muy activos pues la zona donde estaba pescando tenía una corriente suave y podían localizar las hormigas con facilidad.
Como en esta jornada no esperaba grandes peces, opté por la caña de línea #5, pero tras 23 barbos en poco rato, el brazo me quedó muy dolorido. Qué pasada!!!
En zonas con corrientes como ésta podías verlos, pero a pesar de que subían a la mosca, lo hacían tan despacio que al final ésta era arrastrada por la corriente y acababan rechazándola, repitiéndose esta acción hasta en siete veces seguidas.
Solo cuando llegué a una zona con las orillas cortadas y aguas un poco más lentas y profundas, los barbos se mostraron más receptivos. Aunque no los veía, suponía que estaban en los huecos de la orilla, con lo que solo había que lanzar cerca de ella, pescando a postura, algo que muy pocas veces ocurre pescando barbos.
Al final pude llevar cinco barbos a la mano, haciendo que la tarde fuera más amena pues no fueron peces fáciles como los de la mañana.
Tras un par de horas de pesca, pusimos final a esta jornada, el sol ya estaba muy bajo y los peces ya no estaban mucho por la labor. Sin duda ha sido el mejor día del año en cuanto a número de capturas se refiera.
Y con esta estampa melancólica, abandonamos este río hasta el año que viene. Cuanto lo echo de menos!
Magnífica jornada, y además en superficie, por aquí disponemos mayoritariamente de barbo de graells y predomina su pesca bajo la superficie, pero cuando se mueven arriba, resulta una delicia.
ResponderEliminarSaludos.
Qué suerte Alfonso! Esa jornada es reciente? Me entran ganas de coger la caña y salir pintando... Un saludo
ResponderEliminarEnhorabuena por esa jornada repleta de capturas Alfonso. Menuda suerte, yo este año no he coincidido con una buena "eclosión" de hormigas, otro año será. ¡Saludos!
ResponderEliminar¡Qué importante es estar en el lugar adecuado en el momento oportuno! Saber poner la mosca también influye, jejeje
ResponderEliminarGaizka, el barbo de Graells lo tengo un poco olvidado. Los más cercanos los tengo en tramos trucheros que ahora no se pueden pescar y las zonas abiertas en esta época no las conozco a penas y tener que pasar un puerto de montaña cada vez que quiero ir a pescarlos me da algo de pereza. Pero los que he pescado en el Aragón han sido casi todos a ninfa y menudos sustos me han dado pensando que eran grandes truchas.
ResponderEliminarJose Carlos, estas fotos son de octubre, del puente del Pilar más o menos. Ahora ya no se como irán los ríos por mi tierra, aunque si duda cuando vaya en Navidad me llevaré alguna caña.
Jorge, tenemos que planear alguna jornada por tu zona o por el Gállego, que tantos meses sin tentar un barbo se hacen largos.
Sergio, ya te digo! el año pasado me quedé sin hormigas por una semana, pero por nuestra tierra vienen saliendo en el Pilar, semana arriba o abajo. Lo de poner la mosca con una eclosión de éstas es lo de menos pues lo comen todo! jejeje
Gracias por comentar, un saludo!
Que suerte y que bueno que hay otra opcion de pesca a mosca muyyy buena.saludos.
ResponderEliminarMuy buena Alberto, pero muy que muy buena! Y ya ves, como a ti te gusta: orillas fáciles de andar, todo a seca y con grandes peces!
ResponderEliminarUn saludo
muy buen relato de una jornada de pesca. Me ha gustado mucho esa mosca de tres colores con el collarín en paracaídas, si no te molesta voy a intentar poner algo parecido en mi blog. Tienes un blog estupendo.muchas gracias
ResponderEliminarMuchas gracias David, por supuesto no me molesta, faltaría más!
EliminarUn saludo