Demasiada luz! Eso pensé nada más salir de casa por la mañana. Apenas podía abrir los ojos, tanta claridad me cegaba, tanto que, antes de pasar a recojer a David, tuve que ir a comprar unas polarizadas nuevas sino quería quedarme ciego en este día de Mayo.
Aunque al amanecer hacía algo de frío, según fue avanzando el día la temperatura subió hasta los 25 grados y el sol, implacable, nos achicharraba.
El embalse había crecido algo con las últimas lluvias y deshielos. Se veían docenas, cientos, de peces por sus orillas, eso si, "agosteaban" o como dice un buen amigo castizo, "agilipollados perdidos", esto quiere decir que no hacían caso ni a moscas, ni nada. Tampoco estaban en freza, pues ni había carreras, ni los barbos que sacamos tenían las marcas en los morros de estar en celo.
Los barbos de las playas y las zonas poco profundas pasaban de nosotros. La táctica esta vez fue buscarlos en zonas profundas, de grandes rocas y cortados, que al parecer estaban, aunque muy poco, algo atentos a lo que el fuerte viento les traía.
Así, poco a poco, fuimos consiguiendo algunas capturas desde lo alto de las rocas. Una cosa que nos llamó mucho la atención es que todos los barbos que sacamos y vimos, tenían un tamaño muy bueno, pero es que observamos docenas de peces enormes, que claro está, no nos hicieron ni puñetero caso, solo comían un verdín pegado a las piedras y a las moscas ni las miraban.
Hasta otra amigo!!!!
En esta pequeña recula "tomaban el sol" unos tramancos de infarto.
Algunas veces tuvimos que arrastrarnos por las rocas para llegar hasta la misma orilla sin ser vistos. En la foto de abajo David peleaba con un barbo no muy grande, pero tremendamente combativo debido a la profundidad del embalse.
Hasta otra amigo!!!!
En esta pequeña recula "tomaban el sol" unos tramancos de infarto.
Algunas veces tuvimos que arrastrarnos por las rocas para llegar hasta la misma orilla sin ser vistos. En la foto de abajo David peleaba con un barbo no muy grande, pero tremendamente combativo debido a la profundidad del embalse.
La fortuna quiso que clavara un buen bigotudo, de lo más grande de este año sino el que más. Un buen pez que se fue por donde vino, porque el soltar las capturas que nos hacen disfrutar es lo menos que podemos hacer por ellas.