jueves, 15 de abril de 2021

Aventuras y desventuras de un novato del bambú (IV)

Sacando triángulos primarios

Lo siguiente que  hice fue sacar los triángulos primarios. Es decir, de cada tira hay que sacar una nueva en la que su perfil sea un triángulo equilátero. Para ello usé cepillos de contrafibra Stanley 9 1/2 y un molde adecuado para ello. En estos momentos hay que sacar tiras con un perfil paralelo, es decir, la tira tendrá el mismo grosor a lo largo de la misma. En estos momentos no se le da aún el perfil decreciente.


Este molde de la foto inferior, es el usado para sacar los triángulos primarios. Primero colocamos nuestras tiras la ranura de la derecha. La cara del esmalte debe ir vertical y apoyada en una de las paredes laterales. Al cepillar así la tira conseguimos un borde plano y a 90º con la cara del esmalte.

A continuación, ponemos la tira en la ranura central, con el esmalte en el lado largo y con el borde que hemos dejado a 90º hacia abajo. Al cepillar lo que sobresale de la ranura, tendremos un primer ángulo a 60º.

Para finalizar el triángulo primario, pasamos la varilla a la ranura de la izquierda, haciendo coincidir nuestro primer ángulo de 60º con la forma de la ranura, la cuál también tiene ese ángulo. Nunca hay que cepillar el lado del esmalte donde están las fibras de potencia. Solo iremos cepillando los otros dos lados.


En esta fase del cepillado, yo ajusté los cepillos para sacar virutas de 15 centésimas de milímetro. Es un grosor con el que me encontré a gusto y no me cuesta mover el cepillo.


Aunque estos triángulos primarios no vayan a ser definitivos y tampoco haya que dejarlos precisos a la centésima de milímetro, conviene ir vigilando con la galga de 60º que vamos consiguiendo esos ángulos. Así mismo yo iba vigilando de vez en cuando el grosor de mis virutas para comprobar que el cepillo no se desajustaba. Cuando notaba que me costaba mover el cepillo, no me hacía el perezoso y afilaba la cuchilla.


En una tarde puedes cepillar las doce tiras, pero no es algo que haya que hacerlo con prisas. Esto es una afición, no un trabajo. Siéntete cómodo, no fuerces la postura para cepillar. Si te cuesta mover el cepillo será porque tal vez estés sacando virutas muy gruesas o tengas desafilada la cuchilla.


Una vez conseguidos los triángulos primarios, por consejo de Paco, le quité el esmalte o enamel a mis tiras. Hay gente que lo hace en este momento, otros antes de pegar, algunos con la caña ya pegada. No puedo decir cuando es el mejor momento. Yo lo hice ahora porque me resultaba más cómodo. Usé una simple rasquetea de la marca Bahco con cuchilla lisa.


Antes de atar nuestras 6 tiras, debemos hacer un par de pasadas con el cepillo por el vértice interior de cada una de ellas donde se van a juntar los 6, pues esos vértices coincidirán en un mismo punto. Si hemos hecho bien nuestro trabajo, al juntar las 6 tiras debemos ver algo así:


Primero uní las 6 tiras con un poco de cinta de carrocero, antes de proceder a su atado. Yo he usado un atador clásico Garrison, pero lo he modificado, en vez de poner solo una polea y una correa sin fin, he puesto dos poleas. Una tiene almacenado suficiente cordón que hará de correa y la otra lo va recogiendo. Así no hay problemas en que la correa resbale en la polea, como me pasaba a mi. Para darle tensión a la correa yo uso un contrapeso al que le puedes poner más o menos peso, dependiendo de la tensión que necesites para el atado. Este proceso es difícil de explicar, por lo que os recomiendo ver todos los vídeos que podáis. Colocando en el buscador de Youtube “Garrison binder” o “bamboo rod glue binder” podéis encontrar mil formas de atador y como usarlos.


Al atar las triángulos, quitaba la cinta de carrocero antes de atar ese tramo, pues luego al meterlas al horno se nos va a quemar el pegamento que lleva y puede dejarnos marcar en el bambú.


Una vez atado cada tramo, lo he hecho rodar por la mesa para quitarle torsiones y curvas, intentando dejarlo lo más recto posible, pues luego lo voy a meter al horno y no quiero que ya lleve “vicios” de primeras.



Como estoy empezando, he probado dos tipos de hilo para los atados. Uno grueso que me venía con el equipo y otro fino que compré en la mercería. Al final ninguno de los dos me convenció y en la fase de pegado decidí comprar otro intermedio. Eso si, uses el que uses, que sea de algodón, pues si lo compras sintético se puede quemar en el horno.


El horno que yo uso me vino con el equipo que compré. Se trata de un viejo horno de aceite, con dos cilindros, uno dentro del otro. En el interno es donde metemos el bambú y el externo contiene el aceite y las resistencias eléctricas que proporcionan el calor. Todo ello manejado por una caja de control que en su día debía ser la leche pero que ahora se ve bastante anticuada.


Yo tuve muchos problemas para conseguir la temperatura deseada, empezando por una sonda de temperatura que venía con el horno que no mide bien. El aceite térmico estaba corrompido y no alcanzaba la temperatura adecuada. En teoría son unos 7 minutos a 190 ºC, aunque para esto también hay preferencias y estilos por parte de los distintos rodmakers. Cuando horneas, debes oler a palomitas recién hechas. También hay un momento que ves salir vapor por el respiradero del horno, pero llega un momento que deja de salir.

En teoría lo que se consigue con este tratamiento es polimerizar ciertos azúcares del bambú y por eso hay que conseguir al menos 180ºC. También para quitarle humedad, pero pude comprobar que con el paso de los días, el bambú volvía a cogerla del ambiente. Algo tan simple como pesar el bambú antes de meterlo en el horno, después de sacarlo (ahí vemos la pérdida de humedad) y volver a pesarlo varios días seguidos después de hornear. Pude ver como día a día iba recuperando peso. No llegó al peso inicial de antes de hornearlo, pero si muy próximo.


Para evitar que las dos secciones de bambú tocaran las paredes del horno, me fabriqué una parrilla con una pletina de metal de esas que se ponen en las juntas de los suelos y que se compra en cualquier centro de bricolaje. Con tuercas y tornillos uní las dos partes y ahí es donde apoyé las dos secciones para hornearlas.


Como dije antes, procedía al pesaje de las secciones antes y después del horneado.


Una me dio una pérdida de 7 gramos y la otra de 6. Pero como ya comenté, fueron recuperando peso con el paso de los días.


Al hornear, los hilos de las ataduras se aflojan, por lo que una vez pasaron por el horno, las volví a atar con hilo nuevo. Luego las rodé por la mesa intentando dejarlas lo más rectas posibles.


A pesar de que el bambú cogió un bonito color miel, no estoy seguro de si mi tratamiento térmico fue suficiente. Es el primero que hago y tuve muchos problemas. Al final le tuve que dar un tiempo a ojo, pues no conseguí la temperatura suficiente (creo, porque la sonda tampoco marcaba bien) y aumenté los minutos de horneado.
La cosa es que la caña está terminada y funciona bastante bien. Si el tratamiento no fue adecuado, puede que en un futuro se pueda deformar, pero eso ya lo veremos con el paso del tiempo.
El horno ya lo he puesto a punto para la siguiente vez. He cambiado el aceite y he comprado una sonda nueva de esas que se usan en los hornos de cocina. He hecho pruebas y ahora si consigo los 190ºC. Para la próxima vez que hornee una caña, si que podré estar seguro que la temperatura ha sido la adecuada.

En la próxima entrada ya me pondré a darle las dimensiones definitivas a cada tramo.

2 comentarios:

  1. me ca ..Alfonso eres inagotable,increible.Ojala' haya mercado para las de bambu' pues seria un buen ofivio post jubilacion y manera de recuperar tu inversion.Ademas,tendrias peididos para mantener el hobby.sabes si hay mercado fuera de Espania? El 16 Mayo llego a santander;podre' salir de ahi? un abrazo amigo

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  2. Hola Alberto! Cuando llegues en mayo no sé cómo estará el Covid por aquí. El estado de alarma acaba el día 9, pero tal vez lo prorroguen, no se sabe aún.

    El bambú ha sido un reto personal y de momento no tengo ninguna intención de vender una caña. Si creo que haré alguna para algunos amigos, pero de momento solo estoy empezando. Primero hay que aprender bien este oficio. Aunque este año ya puedo estrenar la primera que he hecho, que no es ni perfecta ni muy bonita, pero oye, es la primera y la hice yo, por lo que estoy muy contento pues ha sido mi primer intento.

    Un abrazo

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